El padre de las Murgas en Canarias

LA NOTICIA (Santa Cruz de Tenerife, 13 de mayo de 2010)

El mundo del Carnaval está de luto. Fallece a las once y veinte de la noche, a los 86 años de edad, Enrique González Bethencourt, el "padre de las murgas de Canarias".



BREVE BIOGRAFÍA

Nació el 23 de septiembre de 1924 en el barrio de El Toscal, en el número 41 de la calle de San Miguel. Fue el segundo de tres hijos. Sus padres fueron Francisco González Espinosa, natural San Fernando (Cádiz), y de la chicharrera Concepción Bethencourt Pestano.
Estuvo en la escuela pública del barrio de Geneto (La Laguna). Luego ingresó en el colegio Tinerfeño-Balear de Matías Llabrés, con sede en la calle de Méndez Núñez. Tras matricularse y formarse en la Escuela Politécnica de La Laguna, se graduó como aparejador, trabajando en el equipo de Enrique Rumeu de Armas, arquitecto municipal. Esto le permitió participar en obras tan relevantes como el hotel Mencey. También hubo una etapa en la que trabajó con Enrique Marrero Regalado, director de la construcción de la basílica de Candelaria, inaugurada en 1959.
De la mano de Álvaro Fariña, González Bethencourt se formó en el mundo de las Bellas Artes, tanto en dibujo y pintura como en modelado y vaciado, siendo éstas sus grandes aficiones de las que más tarde la fiesta de carnaval se valió para incorporar numerosos elementos artesanales. Durante su etapa en la Academia de Bellas Artes de Nicolás Granados, considerada la "Pequeña Escuela de Atenas", tuvo contactos con creadores tan relevantes como Diego Crossa, Gil-Roldán, Manolo Blim, Nijota, González Suárez o Bonnin, entre otros. Según los datos recopilados por el responsable de la historia del Carnaval Ramón Guimerá Peña en su libro inédito "Biografías de históricos murgueros del siglo XX", "el maestro", como se le conoce a Enrique González en el mundo del Carnaval, realizó su primera exposición de su obra pictórica en julio de 1944, en la muestra denominada "I Exposición del Mar", que tuvo lugar en Los Realejos, si bien no fue hasta mayo de 1949 cuando trajo a Santa Cruz su obra, exponiendo en el Círculo de Bellas Artes con motivo de aquellas Fiestas de Mayo. Dentro del mundo de la pintura al óleo, está considerado como uno de los grandes "marinistas". Uno de los momentos cumbres como pintor fue su designación como autor del cartel anunciador del Carnaval 1991, "el mayor premio y la mayor alegría que me han dado", como dijo en aquella ocasión.
Otra de las aficiones, quizás menos conocidas, era su admiración por la fotografía, lo que le valió que, en 1970, ganara el primer premio del concurso internacional de Bruselas, así como el máximo galardón que recibió en Las Palmas con un retrato de su hija María Elena.
En su vida laboral, gracias a sus virtudes para el dibujo, realizó bocetos para Litografía Romero así como para Fotograbados Cabrera Benítez.

EL CARNAVAL


La fiesta de la máscara de Santa Cruz de Tenerife estará siempre en deuda con Enrique González. Más allá de ser uno de los pocos nexos de unión con el viejo carnaval, gracias a su participación en la murga infantil Los Guanchi (1935) o a que se colaba en el local donde ensayaba la célebre murga de El Flaco, el maestro fue una de las cuatro personas claves para disfrazar el Carnaval como Fiestas de Invierno, en 1961, junto al entonces obispo de Tenerife Domingo Pérez Cáceres, el gobernador Manuel Ballesteros Gabrois y el secretario de Información y Turismo Opelio Rodríguez Peña.
Antes de la fundación de la histórica Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, en 1961, Enrique González creó su primera murga en 1954: Los Bigotudos. Hacer un repaso por la vida de este ilustre carnavalero es hacerlo también por la propia historia del Carnaval. Fundador y director de Ni Fú-Ni Fá, ganadora de los cinco primeros premios de los concursos de murgas celebrados entre 1961 y 1965, el maestro contribuyó a la creación en 1972 del certamen de colectivos críticos infantiles, o la celebración de los primeros entierros de la sardina.


Entre las numerosas distinciones concedidas al padre de las murgas de Canarias, Enrique González recibió la máxima distinción del Carnaval, el Trofeo Opelio Rodríguez Peña, el 26 de enero de 1994, la insignia de oro, brillantes y rubí de su afilarmónica, el título de Fregolino de Oro o el nombramiento honorífico que le concediera el Real Club Náutico como Duque de La Noria y Grande del Carnaval, al que se añade la distinción concedida por la Casa Real. Además, es Hijo Predilecto de la Ciudad, pasando a formar parte de la Historia de Santa Cruz de Tenerife.

(Fuente: "Fallece el padre de las murgas canarias" - Humberto Gonar - El Día - 14.05.2010)